Colombia alberga de sur a norte todo un paraíso floral que atrae miles de miradas del mundo; sus bellas e imponentes flores se encuentran luciéndose en diferentes calles en innumerables países para su venta y consumo. No obstante, estas flores recorren un largo camino para llegar a su sitio de entrega, iniciando su proceso en la Industria floricultora colombiana. Detrás de ella, se encuentran las manos encargadas, de permitir que esta industria se fortalezca y se consolide en el mundo, gracias a ellas, Colombia se ha logrado posicionar como el segundo exportador a nivel mundial de flores, proveyendo a más de 89 países (Informe Procolombia, 2019). Estas manos son las responsables de sembrar las flores, regarlas, cuidarlas, cortarlas y arreglarlas para su despacho; manos que han recibido miles de cortadas a causa de su importante y poco reconocida labor, manos que también llevan un peso sobre ellas, manos que luchan, manos que han sido invisibilizadas. En este escenario los trabajadores aparecen como instrumentos que deben de someterse a esa lógica, que no les permite SER , sino que juegan el rol de indicador de producción, degradándolos como trabajadores y personas. ; From south to north, Colombia is home to a floral paradise that attracts thousands of eyes from all over the world; its beautiful and impressive flowers are displayed in different streets in countless countries for sale and consumption. However, these flowers travel a long way to reach their delivery site, starting their process in the Colombian flower industry. Behind it, there are the hands in charge of allowing this industry to strengthen and consolidate in the world, thanks to them, Colombia has managed to position itself as the second largest exporter of flowers worldwide, supplying more than 89 countries (Procolombia Report, 2019). These hands are responsible for planting the flowers, watering them, caring for them, cutting them and arranging them for dispatch; hands that have received thousands of cuts because of their important and little ...