Se trata de una de las primeras grandes construcciones en el interior de la isla, caracterizándose por una configuración que respeta íntegramente la arquitectura tradicional del archipiélago, basada en pequeños bloques cuadrados de viviendas, y por el correcto tratamiento de las fachadas que proporciona la debida protección solar, tan necesaria en estas latitudes. La construcción, constituida por tres bloques de planta cuadrada y cuatro niveles de altura —con un semisótano de instalaciones—, se cierra exteriormente por medio de unos elementos prefabricados de hormigón que, con su sección transversal en forma de U, cumplen cuatro funciones distintas: ocultar los pilares perimetrales del sistema estructural; producir, con su disposición, profundas hendiduras que permiten emplazar adecuadamente las ventanas; proporcionar un correcto soporte para la colocación horizontal de las celosías; y, por último, crear, por su conformación, huecos interiores utilizables como armarios. El tratamiento complementario de los espacios interiores consigue, a través de materiales sencillos y sistemas de fácil mantenimiento, un grato ambiente y unas óptimas condiciones de trabajo.