Brujas : meditación y despedida.

Romero, J. L. (2007). Brujas : meditación y despedida. Prismas, 11(11), 113-116. ; Antes de tomar el tren para abandonar Brujas, el viajero, sentado ante una mesa de café, junto a una ventana, ha oído sonar la melancólica voz del carillón. Súbitamente, toda la actividad moderna que trae consigo una estación y un horario de tren, se ha ocultado avergonzada en un confín remoto del espíritu y, al llamado mágico de esa voz de bronce que sabe ser tan límpida y cordial, ha vuelto a recorrer las calles de la ciudad para sumergirse en la atmósfera incomparable de la Grand Place. Ante el recinto urbano... Mehr ...

Verfasser: Romero, José Luis
Dokumenttyp: info:ar-repo/semantics/artículo
Erscheinungsdatum: 2007
Verlag/Hrsg.: Universidad Nacional de Quilmes
Schlagwörter: Ciudades / Pensamiento / Intelectuales / Brujas (Bélgica) / Towns / Thought / Intellectuals / Bruges (Belgium) / Cidades / Pensamento / Intelectuais / Bruges (Bélgica)
Sprache: Spanish
Permalink: https://search.fid-benelux.de/Record/base-26573422
Datenquelle: BASE; Originalkatalog
Powered By: BASE
Link(s) : http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/2007

Romero, J. L. (2007). Brujas : meditación y despedida. Prismas, 11(11), 113-116. ; Antes de tomar el tren para abandonar Brujas, el viajero, sentado ante una mesa de café, junto a una ventana, ha oído sonar la melancólica voz del carillón. Súbitamente, toda la actividad moderna que trae consigo una estación y un horario de tren, se ha ocultado avergonzada en un confín remoto del espíritu y, al llamado mágico de esa voz de bronce que sabe ser tan límpida y cordial, ha vuelto a recorrer las calles de la ciudad para sumergirse en la atmósfera incomparable de la Grand Place. Ante el recinto urbano, alma y corazón de una vida que continúa inmutable desde siglos, el viajero repara –profunda evocación de las despedidas– que tras el encanto misterioso de la vieja Brujas se esconde un secreto dramático; nunca lo descubriera antes de aprestarse para la partida; atrapado en el color y en el aire de la ciudad, creyó vivir siquiera una hora su melancólico destino; un día, la promesa del cielo del Rhin y de la nieve alpina dijo al viajero que Brujas guardaba allí, a pocos pasos del Mar del Norte, su secreto. Y al oír la última nota del cuarto de las tres, el viajero se había prometido a sí mismo no abandonar Brujas sin desentrañar su misterio.